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El Día de Expiación


El quinto de los siete días de reposo anuales de Yahuwah no es una fiesta, sino, en cambio, es un día de
ayuno. Conocido para el mundo como Yom Kippur, este día es mencionado más apropiadamente como el Día de Expiación. Éste es descrito en Levítico 23:26-32.

El Día de Expiación ilustra al mundo entero finalmente “a una” con Dios, porque Satanás habrá sido atado y arrojado al “abismo” (Apocalipsis 20:2-3), donde él ya no podrá engañar a las naciones.

Este día de reposo conlleva un simbolismo muy importante. La totalidad de Levítico 16 (34 versículos) está dedicado a este día. Los versículos 29 y 31 afirman: “Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas (ayunar), y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros… Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo”.

Levítico 23:32 añade: “de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo”. Este es el pasaje de la Biblia citado por quienes guardan el sábado para probar que el día de reposo semanal debe ser guardado comenzando y terminando a la puesta del sol. No obstante, muchos otros “sabáticos” están renuentes a guardar el propio Día de Expiación al cual este versículo se refiere.

Como con todo el otro entendimiento que fluye de guardar los Días Santos de Yahuwah, el mundo ignora el hecho de que un día estará “a una” con el verdadero Creador. Al guardar este día, ellos comprenderían que el plan de redención de Yahuwah involucra a muchos más que aquellos quienes piensan que “ahora es el único día de salvación”. Ellos reconocerían que Dios “no quiere que ninguno perezca” (II Pedro 3:9) — que Él “quiere que todos los hombres sean salvos” (I Timoteo 2:4).

Los pecados del mundo han cortado la relación con Yahuwah (Isaías 59:1-2). Ahora es imposible para la humanidad estar a una con el Dios de la Biblia. Pero Yahuwah tiene un plan muy específico, simbolizado en el Día de Expiación, para redimir a la humanidad hacia Él.

Es importante examinar los versículos clave de Levítico 16 para entender el propósito de este Día Santo. El versículo 5 establece: “Y de la congregación de los hijos de Israel tomará (el sumo sacerdote) dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto”.

Luego, el sumo sacerdote “hará traer el becerro de la expiación que es suyo, y hará la reconciliación por sí y por su casa”.

Los versículos 7-8 muestran que habían de echarse suertes sobre estos dos machos cabríos. Continúa: “Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante del Eterno, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por el Eterno, y otra suerte por Azazel.”

La palabra hebrea original que se traduce aquí es Azazel. Este simbolismo de Azazel generalmente no ha sido comprendido. Es crucial que reconozcamos de qué — de hecho de quién — está hablando Yahuwah.

Está claro en el texto que un macho cabrío representa al Eterno, o Yahushua. Pero, ¿por qué tendría YAH a un segundo macho cabrío representado en el simbolismo? Aunque algunos explican que el segundo macho cabrío también se refiere a Cristo, virtualmente todo comentario respetable afirma que los judíos y los estudiosos de la Biblia reconocían a Azazel como el diablo.

El One Volume Commentary afirma que “víctima de propiciación” no es realmente una traducción, sino, en cambio, un intento de los traductores para interpretar lo que ellos pensaban que significaba el segundo macho cabrío. Recuerde, la palabra hebrea original es Azazel y no víctima de propiciación. Y entendamos que una víctima de propiciación es una que es culpada, o que lleva la carga por algo que no hizo en realidad. Veremos que el segundo macho cabrío no simboliza, en ninguna manera, a una víctima de propiciación. Baste decir que el macho Azazel representa a Satanás el diablo.

Por supuesto, ambos machos cabríos son tipos. Pero, ¿por qué es que deben usarse suertes — las cuales son una apelación solemne a Yahuwah en cualquier asunto dudoso — para determinar cuál macho cabrío debe ser Satanás y cuál debe ser Cristo? ¿No debería ser obvio cuál es cuál? ¡Considere! ¡El mundo no ha conocido la diferencia entre Satanás, quien es llamado “el dios de este mundo” (II Corintios 4:4) y quien tiene “sus ministros” (II Corintios 11:13-15), y el verdadero Dios de la Biblia y a Yahushua! En esta, y en cada una de las verdades doctrinales de la Biblia, Satanás ha “engañado al mundo entero” (Apocalipsis 12:9).

Dios tiene que revelar la verdad y el entendimiento apropiado de cada doctrina, pequeña y grande. Dios tiene que revelar — y Él lo hará al mundo un día — la gran diferencia entre Cristo y Satanás el diablo, el dios al cual este mundo obedece actualmente.

Los hombres no podían discernir la diferencia entre los dos machos cabríos. El echar suertes es una ocasión muy solemne. Es una sincera apelación a Yahuwah para que intervenga y revele la verdad de un asunto que no está claro.

En el versículo 9, el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte para representar al “Eterno” había de ser “ofrecido” — sacrificado. Este es un tipo obvio que representa el sacrificio de Yahushua por los pecados del mundo.

En el versículo 10, vemos que el sumo sacerdote tenía instrucciones de enviar al otro macho cabrío “vivo…al desierto” — donde no estaba “habitado”.

Al sumo sacerdote luego le era instruido ofrecer un becerro para él y su familia en el versículo 11. Esto era hecho para purificarse a sí mismo, dado que él, como el sumo sacerdote, representaba a Cristo llegando frente al propiciatorio — el trono de Yahuwah. Esta es la razón por la que él había de rociar la sangre del becerro sobre y frente al propiciatorio del tabernáculo. Esto completaba los pasos necesarios para que el sumo sacerdote llevara a cabo el resto de sus deberes en el Día de Expiación.

El Sumo Sacerdote representaba a Cristo

El sumo sacerdote había de ofrecer entonces al macho cabrío que representaba a Cristo: “Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados…" (Versículos 15-16).

Después de la Resurrección de Yahushua, Él ascendió al cielo. Algunos han malentendido a Azazel y lo consideran una representación de alguien que, como tipo de Cristo, fue al cielo. Esto está absolutamente equivocado. El cielo ciertamente no es un desierto inhabitado. El cielo es habitado por Yahuwah y cientos de millones de ángeles santos, y está muy lejos de ser un desierto. Es claro que el sumo sacerdote representaba el rol de Cristo como Sumo Sacerdote al llevar la ofrenda del macho cabrío degollado (Cristo, el Eterno) ante el propiciatorio de Dios.

Establezcamos esto: Cristo ahora se sienta a la diestra de Dios como nuestro Sumo Sacerdote. Pedro escribió: “quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades” (I Pedro 3:22).

Es importante entender el rol de cada macho cabrío — y del sumo sacerdote levítico. Esto nos permite poder identificar apropiadamente a quién representaba Azazel. Pablo da una explicación que aclara cómo el sumo sacerdote levítico era un tipo del rol de Cristo como Sumo Sacerdote en nombre de los cristianos: “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:19-20).

El macho cabrío que fue ofrecido no puede ser un tipo de Cristo como Sumo Sacerdote. Este macho cabrío fue degollado cada año por siglos hasta que el verdadero Cristo murió y fue al cielo para convertirse en nuestro Sumo Sacerdote. Hasta ese tiempo — hasta el sacrificio de Cristo — el sumo sacerdote levítico fue un tipo de Cristo como el Sumo Sacerdote.

Esta parte está clara. El sumo sacerdote iba, en tipo, ante el propiciatorio como Cristo ofreciendo Su propia sangre en nombre de todo aquellos a quienes Dios redime. Azazel entonces queda eliminado como una representación del sumo sacerdote, porque él no llevó la sangre “detrás del velo” — un tipo de ir delante del Padre en el cielo.

En resumen, el primer macho cabrío es Cristo sacrificado. El sumo sacerdote levítico cumplió el rol de Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote resucitado, ofreciendo Su sacrificio al Padre. Finalmente, veremos más acerca de por qué el segundo macho cabrío debe ser el diablo. Pero entienda que Satanás ciertamente no querría ser pensado como el diablo (Azazel), sino como Cristo glorificado (Sumo Sacerdote) a la diestra de Dios.

El rol del macho cabrío Azazel

He aquí lo que el sumo sacerdote hacía después: “Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. Después vendrá Aarón al tabernáculo de reunión… Lavará luego su cuerpo con agua en el lugar del santuario…y hará su holocausto, y el holocausto del pueblo, y hará la expiación por sí y por el pueblo…El que hubiere llevado el macho cabrío a Azazel, lavará sus vestidos, lavará también con agua su cuerpo, y después entrará en el campamento” (versículos 20-24, 26).

Hemos explicado que Azazel representa a Satanás. El Nuevo Testamento muestra que él será colocado en un “abismo” (Apocalipsis 20:2-3) por 1,000 años, antes de ser liberado por “un poco de tiempo” (mismo versículo), y eventualmente enviado a “la oscuridad de las tinieblas” (Judas 13) por toda la eternidad. El macho cabrío de Azazel es un tipo perfecto de ser enviado a la oscuridad exterior (el “hombre destinado para esto” es un tipo obvio de un poderoso ángel).

Haga esta importantísima distinción: Cristo voluntariamente llevó nuestros pecados, aunque Él era completamente inocente. ¡El diablo no es inocente! Él es un homicida y un mentiroso (Juan 8:44), un engañador (Apocalipsis 12:9) y un destructor (Apocalipsis 9:11, ver margen), y está muy lejos de ser inocente. Como el autor de confusión, él es culpable de enormes transgresiones y tiene mucho por qué ser acusado.

El diablo es el ser quien verdaderamente es el autor de los pecados del mundo. El verdadero Dios es un Dios de justicia y equidad — un Dios quien es justo en todo. Él jamás le requeriría a un Cristo inocente que muriera por pecados que Él no cometió, y, al mismo tiempo le quitaría responsabilidad al diablo. Dios siempre coloca la culpa directamente sobre los hombros de aquel a quien corresponde.

Por supuesto, todos los seres humanos han pecado (Romanos 3:23) y son responsables por estos pecados. Nadie puede decir que es inocente porque, como se dice en broma, “el diablo me hizo hacerlo”. El diablo influye y tienta a todos aquellos quienes facultativamente cometen pecados por su propia voluntad.

El mundo jamás podría estar a una con Dios si Satanás permaneciera libre rondando la tierra, tentando, engañando, confundiendo, destruyendo, mintiendo y matando. Como la causa final de los pecados y problemas del mundo, él debe ser removido de la tierra, del cielo (Job 1:6 y 2:1 muestran que él tiene acceso libre al cielo ahora, para “presentarse delante del Eterno”, tal como sucedió a ambos machos cabríos) y de cualquier parte del universo habitado.

Cristo llevó nuestros pecados. ¡No hay duda de ello! Pero, ¿debe Él llevarlos por toda la eternidad? ¡La respuesta es un rotundo NO! El sumo sacerdote confesó los pecados de Israel sobre la cabeza de Azazel y lo envió lejos llevando aquellos pecados.

¿Vemos el maravilloso Plan de Dios en acción aquí? ¿Podemos ver el profundo significado de esta parte del Día de Expiación? 

El acusador

El mundo está lleno de acusación. Los políticos se acusan unos a otros sin parar. La prensa acusa a los políticos de cualquier mal posible. Los países hacen lo mismo unos contra otros. Los esposos y las esposas frecuentemente caen en esta práctica, usualmente a partir de una discusión. Los vecinos y los compañeros de trabajo constantemente se acusan unos a otros.

El mayor acusador de todos es el diablo. Y él es la fuente del espíritu de acusación que impregna al mundo. Una vez que él sea atado y removido, toda oportunidad de continuar haciendo esto desaparecerá.

Apocalipsis 12:10 llama a Satanás “el acusador de nuestros hermanos”. Juan registra que él “los acusaba (a los cristianos) delante de nuestro Dios de día y de noche”. El diablo odia a aquellos quienes han escapado de su cautividad (II Timoteo 2:26) y reserva sus más grandes acusaciones para aquellos quienes sirven a Dios.

¡Cristo fue odiado! ¡Él fue perseguido! ¡Él fue puesto a muerte por crucifixión, la cual es una de las más dolorosas y tortuosas muertes jamás ideadas por los seres humanos — a causa de falsas acusaciones! El diablo usó a Judas para hacer esto.

Dondequiera que la verdadera Iglesia es encontrada, se ve acusación y persecución. El diablo busca frustrar, estorbar y acusar falsamente a la Iglesia. Cuando Pablo deseaba llegar a la Iglesia tesalonicense, él afirmó: “Satanás nos estorbó” (I Tesalonicenses 2:18). Satanás estorba el propósito de Dios a través de usar agentes e instrumentos humanos falsos. La obra de Dios ha superado muchos de estos obstáculos y persecuciones. Éstas continuarán hasta que el establecimiento del gobierno de Dios reemplace al sistema de este mundo. Satanás entonces será desvanecido.

Satanás ataca y acusa constantemente a los verdaderos siervos de Dios. El infinito patrón de acusación del diablo solamente cesará al Regreso de Cristo.

El diablo debe ser removido para que el mundo escape de la incesante acusación del gran acusador. Cargado con la culpa por todo lo que él ha hecho durante 6,000 años, Satanás debe ser enviado fuera del camino — enviado a prisión por sus crímenes espirituales contra la humanidad. Solamente entonces podrá el mundo estar a una con Yahuwah

El “hombre destinado para esto” debía lavar sus vestimentas después de haber tenido contacto con el diablo. De otra cuenta, él no podía reingresar a la presencia del pueblo. Además, recuerde que el sumo sacerdote colocaba los pecados perdonados de Israel sobre Azazel después de abandonar el santuario (“dentro del velo”). El perdón de los pecados estaba completo antes de que Yahuwah le requiriera al diablo que se hiciera responsable de sus acciones. Esto es, obviamente, un tipo de Cristo regresando a la tierra y atando a Satanás (Apocalipsis 20:3).

¡No tiene sentido en lo absoluto que el macho cabrío vivo represente al Cristo resucitado, quien lleva los pecados de la humanidad sobre Él por segunda vez! Al diablo le encantaría que las personas creyeran que él es una “víctima de propiciación” quien está siendo elegida injustamente por Dios. Satanás es un engañador y está engañado. Él estaría demasiado feliz si las personas malentendieran su rol, el cual está claramente revelado dentro del simbolismo del Día de Expiación. Debemos ser consistentes. Cristo no puede llevar los pecados de la humanidad dos veces, mientras el diablo no asume responsabilidad alguna.

Debemos preguntar: ¿Muestra el registro del Nuevo Testamento que la Iglesia de Dios guardó el Día de Expiación? Sí lo muestra. Note: “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba” (Hechos 27:9). Enfoque su atención en la referencia de Pablo al “ayuno”. El margen de la mayoría de las Biblias revela que esta es una referencia directa al Día de Expiación.

Cuando se revisa cuidadosamente la cronología y el entendimiento de que Pablo se estaba refiriendo a un tiempo de navegación peligrosa — el otoño en el Mar Mediterráneo — se hace evidente que la Iglesia del Nuevo Testamento estaba, de hecho, marcando el tiempo con este día. Esto solamente podía ser porque lo estaban observando. ¡No tendría sentido que el Espíritu Santo de Yahuwah inspirara una referencia a un día el cual Él quería que las personas comprendieran que había sido abolido!
El Día de Expiación, mencionado en Levítico 23:26-32, es una pieza clave en el plan redentor de Dios. En este día, vemos simbolizado cómo Cristo lleva nuestros pecados y cómo Satanás, representado por el macho cabrío Azazel, es removido de la presencia de Dios y de la humanidad.

Este día nos recuerda que la acusación y el pecado tienen un fin. Satanás, el gran acusador, será finalmente atado y arrojado al abismo, poniendo fin a su influencia sobre la humanidad. La expiación hecha por Cristo nos ofrece perdón y reconciliación con Yahuwah.

La lección que podemos extraer es que, en medio de la acusación y la persecución que enfrentamos en este mundo, debemos mantener nuestra fe en Cristo, quien lleva nuestros pecados y nos ofrece redención. También, recordemos que el juicio final vendrá, y Él eliminará todo pecado y mal.

La invitación a la acción es buscar una relación más profunda con Yahuwh, aprovechar la expiación de Cristo para el perdón de nuestros pecados y mirar hacia un futuro en el que la injusticia y la acusación serán eliminadas. Recordemos que el Día de Expiación es una representación de la redención completa que Dios ofrece a través de su amor y misericordia.


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