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¿Hay errores en la Biblia?

Los estudiosos de la Biblia a través de los siglos han aceptado las Escrituras
como la palabra de verdad escrita de Dios, y muchos cristianos nos unimos
a los que continúan manteniendo en alto la Palabra de Dios. nuestra creencia  declara que
 "las Santas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina. Son la norma del carácter, 
el criterio para evaluar la experiencia, la revelación autorizada de las doctrinas, un registro fidedigno 
de los actos de Dios realizados en el curso de la historia"  Si bien muchos apoyamos la autoridad 
divina y la completa confiabilidad de la Biblia, no aseveramos la absoluta perfección de la Biblia 
debido al modo en que entendemos la naturaleza de la inspiración.

Especialmente desde el Iluminismo en el siglo XVII, muchos eruditos bíblicos han pretendido que 
la Biblia contiene una gran diversidad de falsedades: inexactitudes científicas, errores doctrinales, 
contradicciones, discrepancias en nombres y cifras, y lenguaje engañoso. Antes de considerar estas
 aseveraciones necesitamos entender la naturaleza de la Escritura.

Origen divino de la Biblia - De acuerdo con el testimonio que dan de sí mismas, las Escrituras
 son enteramente inspiradas; o sea, insufladas por el aliento divino. En el AT los escritores a veces
 aseveran estar registrando lo que el Señor les dijo. Por ejemplo: "Jehová habló a Moisés y le dijo ...
 " (Éxo. 25:1) o "Vino a mí la palabra de Jehová ... " (Eze. 32:1). David dijo: "El Espíritu del Señor habló 
por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua" (2 Sam. 23:2, NVI). Se estima que hay unas 2.600 
aseveraciones por el estilo en el AT.

El NT confirma la inspiración divina del A T. Pablo escribió: "Toda la Escritura es inspirada por Dios" 
(2 Tim. 3:16), y Pedro declaró que "la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, 
sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo" (2 Ped. 1:21, NVI).

Por supuesto, lo mismo se aplica al NT. Aunque los apóstoles no aseveran inspiración con la misma
 frecuencia que los escritores del AT, es claro que consideraban que sus mensajes tenían autoridad
 divina. Pablo, por ejemplo, dijo: " ... hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, 
sino con las que enseña el Espíritu" (1 Cor. 2:13), "porque al oír ustedes la palabra de Dios que les 
predicamos, la aceptaron no como palabra humana sino como lo que realmente es, palabra de Dios" 
(1 Tes. 2:13, NVI).

Pablo también reconoció la inspiración de otras partes del NT. En 1 Timoteo 5:18 cita de ambos 
Testamentos como Escritura: "Pues la Escritura dice: 'No le pongas bozal al buey mientras 
esté trillando', y 'El trabajador merece que se le pague su salario' ". La primera parte de este texto es 
una cita de Deuteronomio 25:4, y la segunda es de Lucas 10:7. Y Pedro se refiere de igual manera 
a los escritos de Pablo como Escritura cuando dice que en las Epístolas de Pablo hay "algunos puntos
 difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan, como lo hacen también con las
 demás Escrituras, para su propia perdición" (2 Ped. 3:15, 16, NVI). En resumen, la Biblia es 
claramente de origen divino.

Elemento humano en la Escritura - Si bien la Escritura fue dada por inspiración divina,
 los escritores de los libros bíblicos no fueron simplemente los amanuenses de Dios sino sus 
redactores. En otras palabras, escribieron los 66 libros en su propio estilo, lenguaje y formas de 
expresión característicos bajo la dirección del Espíritu Santo. Por tanto, todos los libros de la Biblia
 muestran señales de autoría humana. Muchos libros llevan el nombre de su autor, y la multitud de
 referencias a la historia y los enlaces literarios con la época y su trasfondo "dan a la Biblia un rostro
muy humano". Algunos libros -como Reyes, Crónicas y Lucas- dan evidencias de investigación histórica (1 Rey. 22:39, 45; 1 Crón. 29:29; Luc. 1:1-4);
algunos hasta citaron a autores paganos (Hech. 17:28), y al menos Judas parece referirse a una 
obra pseudoepigráfica (Jud. 14, 15).

A continuación veamos algunos de los elementos de este "rostro humano":

Lenguaje: Al tratar las declaraciones bíblicas necesitamos recordar que los autores bíblicos 
a menudo usaron un lenguaje cotidiano, común y no técnico para describir las cosas. Por ejemplo,
 hablan de "salida" (Núm. 2:3; Jos. 19:12) y "puesta" del sol (Deut. 11:30; Dan. 6:14, LBA); o sea,
 usan el lenguaje de la apariencia y no el de la realidad científica. Además, no debe confundirse una 
convención social con una afirmación científica. La necesidadde precisión técnica varía de acuerdo 
con la situación en la que se hace una afirmación Por este motivo la falta de precisión no debe
 considerarse como equivalente a una falta de veracidad.

Recursos literarios: Los escritores bíblicos usaron también diferentes recursos literarios: 
poesía, parábolas, metáforas, símbolos, etc. Muchos libros de la Biblia, especialmente en el AT, 
son relatos históricos; otros contienen textos legales, dichos de la sabiduría o profecías apocalípticas. 
Por cuanto diferentes tipos de material literario requieren diferentes métodos de interpretación,
 distinguir entre estos diferentes recursos literarios ayuda a evitar interpretaciones equivocadas.

Costumbres antiguas: Muchos textos bíblicos reflejan costumbres antiguas, cuyo conocimiento
 es muy útil para interpretar un texto. Por ejemplo, en tiempos antiguos era muy común dar a una
 misma persona diferentes nombres (Edom/Esaú; Gedeón /Jerobaal), y se usaban diferentes
 métodos para contar los años de reinado de los reyes.

Transmisión del manuscrito bíblico: Es bien conocido que todos los autógrafos bíblicos -es decir, los
 manuscritos originales de los autores bíblicos- se han perdido. Si bien los judíos han sido muy 
cuidadosos en transmitir los manuscritos bíblicos, algunos errores de menor cuantía se han colado
 en el texto en el curso de la transmisión y copia de esos manuscritos bíblicos.' 
Sin embargo tales errores son tan insignificantes, que ningún alma sincera tiene por qué tropezar 
o perderse por causa de ellos (ver MS 1:18). Elena de White dice: "El Señor ha preservado este Libro
 Santo en su forma actual mediante su propio poder milagroso" (MS 1:17). De hecho, la Biblia es el
 documento de la antigüedad mejor preservado y transmitido. Ningún otro libro antiguo ha sido tan
 bien conservado, con algunas copias que datan de pocos años después de haber sido escrito el
 original.

Aun así, hay una cierta cantidad de diferencias o discrepancias en los textos hebreos y griegos que 
han sobrevivido y sobre los cuales se basan nuestras traducciones de la Biblia. Por ejemplo, 
en el AT hay algunas discrepancias al referirse a los mismos sucesos o cosas entre los libros de
 Samuel, Reyes y Crónicas. En 2 Samuel 8:4 se dice que David tomó 1.700 jinetes de Hadad Ezer, 
pero en 1 Crónicas 18:3 y 4 la cifra aparece como 7.000. Según 1 Reyes 4:26, Salomón tenía 40.000 
establos para caballos, pero en 2 Crónicas 9:25 tenía solo 4.000. En Mateo 27:54 el centurión dice:
 "Verdaderamente éste era el Hijo de Dios"; en Lucas 23:47 el centurión dice:
 "Verdaderamente este hombre era justo".  En Hechos, Esteban dice a los judíos que Abraham 
compró por cierta suma la cueva de Macpela de los hijos de Hamor en Siquem (Hech. 7:16). 
Sin embargo, de acuerdo con Génesis, Abraham compró la cueva de Efrón hitita (Gén. 23:8), 
y fue Jacob el que compró una parcela de los hijos de Hamor en Siquem (33:19).

Algunas de estas discrepancias pueden tener una muy buena explicación, mientras que otras
 pueden deberse a errores de los copistas o debilidades humanas. Elena de White escribió: 
"Algunos nos miran con seriedad y dicen: “¿No creen que pudo haber habido algún error de copistas
 o de traductor? Todo esto es probable [ ... ] Todos los errores no ocasionarán dificultad a un alma ni
 harán que algún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaborará dificultades de la más
 sencilla verdad revelada" (MS 1:18). ¿Estas discrepancias destruirán nuestra confianza en la Biblia? 
No, a menos que insistamos en un inspiración verbal de la Escritura, la cual afirma que 
"todas las palabras y todas las relaciones verbales de la Biblia son inspiradas por Dios"  
Y muchos no sostenemos esta posición. "No son las palabras de la Biblia las inspiradas, 
sino los hombres son los que fueron inspirados. La inspiración no actúa en las palabras 
del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, quien está imbuido con
 pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo" (MS 1:24)
Elena de White también declaró que Dios, "por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los
 hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que 
debían decir y escribir" (MS 1:29; es 5-7; V. a. MS 1:40-42; 3:56, 57).  
Sin embargo, no podemos excluir la posibilidad de discrepancias o falta de precisión en
 detalles de menor cuantía en el texto; detalles que podrían dejarse de lado sin cambiar la
 confiabilidad general de los registros históricos o la veracidad del mensaje teológico.

Confiabilidad histórica de la Escritura - Aún si hacemos lugar a la posibilidad de discrepancias, 
eso no quiere decir que no podemos confiar en la Biblia cuando habla acerca de hechos históricos
o datos científicos. Esas discrepancias no nos autorizan a cuestionar la historicidad de los primeros 
once capítulos de Génesis, los relatos de los patriarcas, o los sucesos relatados en los profetas y 
los Evangelios. La fe cristiana es fe histórica en el sentido de que depende esencialmente de hechos
 que realmente ocurrieron (if. 1 Cor. 15:12-22). Por tanto, los aspectos históricos de la Escritura no 
pueden separarse de su contenido teológico. De hecho, el "eliminar lo histórico de entre los intereses
 de la Biblia es eliminar lo que demuestra la fidelidad de Dios", porque Dios actúa en la historia. 
Por el NT sabemos que Jesucristo y los apóstoles aceptaron los sucesos históricos registrados en el
 AT (Mat. 19:4, 5; 24:37; Hech. 24:14; Rom. 15:4), por cuanto sucesos de este tipo -tales como la 
creación, el diluvio y el éxodo- son parte de la historia de la salvación revelada en la Escritura.

Infalibilidad de la Escritura- A pesar de las imperfecciones y discrepancias en la Biblia, 
creemos  que "las Santas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina". Pero ¿qué
 queremos decir con esto? Dentro del cristianismo la Iglesia Ortodoxa de Oriente cree que los 
primeros siete concilios generales de la iglesia fueron infalibles; la Iglesia Católica Romana enseña
 que el Papa es infalible cuando habla ex cáthedra; y los protestantes conservadores aceptan que la
 Escritura es infalible en asuntos de fe y práctica, aunque algunos llevan más allá la doctrina de la
 infalibilidad bíblica diciendo que los autógrafos (originales) de la Biblia habrían sido completamente
 inerrantes en todo aspecto, ya sea en historia, cronología u otras ciencias.

Nosotros creemos en la infalibilidad de la Biblia en el sentido de que Dios, mediante su don profético, 
hizo conocer sin error su verdad y voluntad a la humanidad. "La palabra de Dios rebosa de preciosas
promesas y consejos útiles. Es infalible, porque Dios no puede equivocarse" (MeM 27). Sin embargo,
infalibilidad no quiere decir que los escritores no puedan diferir en el modo en que relatan las palabras
 y acciones de Jesús. Del mismo modo en que durante un juicio los testigos pueden describir el 
mismo suceso en formas algo diferentes, así también en los Evangelios tenemos a veces relatos 
ligeramente distintos a partir de los mismos hechos. La infalibilidad tampoco significa que los autores
 de los libros bíblicos fueran infalibles ni que entendiesen perfectamente lo que escribieron; tampoco
 que no pudieran usar información histórica o de carácter general al registrar los mensajes de Dios. 
Y sin embargo, a pesar de todas las posibles discrepancias que se encuentren en la Biblia, 
sigue siendo la Palabra de Dios.

Elena de White y la confiabilidad de la Biblia- Ella declaró repetidas veces que la Palabra de Dios
 es un "consejero que no se equivoca y una guía infalible" (FE 100), una "norma infalible" (MC 367). 
¿Significa que la creía inerrante? Ella defendió vigorosamente la infalibilidad de la Biblia, pero nunca le
 aplicó el término "inerrante". Dijo: "La Biblia no nos es dada en un grandioso lenguaje sobrehumano. 
Jesús tomó la humanidad con el fin de llegar hasta el hombre donde este está. La Biblia debió ser
 dada en el lenguaje de los hombres. Todo lo que es humano es imperfecto. Diferentes significados 
se expresan con una misma palabra; no hay una palabra para cada idea distinta" (MS 1:23). 
Sin embargo aseguró que, a pesar de ello, la Biblia se caracteriza por la "sencilla belleza de su
 lenguaje" y una "veracidad infalible" (YI, 7 de mayo de 1884, en E] 121). Ella no endiosó la Escritura;
 para ella solo Dios es infalible (MS 1:42). Pero también creyó firmemente que "su Palabra es 
verdadera" (MS 1:42) y "confiable" (ST, 1° de octubre de 1894).

Cómo tratar los pasajes difíciles

¿Qué hacer cuando encontramos aparentes equivocaciones en la Biblia? 
Los escritores bíblicos admiten abiertamente que hay en la Biblia algunas "cosas difíciles de entender" (2 Ped. 3:16) y, tal como se indicó más arriba, hay algunas discrepancias
 en el AT y el NT. El desafío que presentan estos pasajes difíciles en la Biblia ha sido reconocido por
 los estudiosos serios de la Biblia a lo largo de la historia. Si bien muchas de esas discrepancias y 
contradicciones desaparecen bajo el escrutinio de una mente abierta, permanecen algunas 
dificultades. El admitirlas con franqueza como preguntas sin respuesta no es lo mismo que asegurar
 definidamente que la Biblia ha errado. Esto último es un juicio de valor sobre la Biblia, mientras que lo
 primero manifiesta conocimiento de las limitaciones de nuestro entendimiento humano y reconoce 
que los seres humanos no son omniscientes, sino que dependen de información adicional y de la
 iluminación del Espíritu Santo para comprender las cosas espirituales (cf 1 Cor. 1:18-20; 2:12-14).

Identificación de las dificultades- Al tratar las dificultades en la Escritura debemos recordar que
 muchos así llamados errores no son el resultado de la revelación de Dios sino de la mala 
interpretación humana. Se señala que "muchas opiniones contradictorias con respecto a lo que la 
Biblia enseña no surgen de la falta de claridad del libro en sí mismo, sino de la ceguera y el prejuicio
 por parte de los intérpretes. Los hombres pasan por alto las claras declaraciones de la Biblia para 
seguir su propia razón pervertida" (RH, 27 de enero de 1885). Por tanto, a menudo el problema no
 es el texto bíblico sino el intérprete.

Algunos aparentes errores en algunas versiones de la Biblia pueden deberse a una traducción 
equivocada o engañosa de las palabras originales. Idealmente uno debiera conocer los idiomas 
bíblicos para poder estudiar la Biblia en hebreo, arameo y griego. Por cuanto este ideal no es el caso
 de la mayoría, debiéramos comparar diversas buenas traducciones antes de extraer alguna conclusión.

Integridad en el abordaje - Cuando tratamos con un pasaje difícil en la Escritura haríamos bien en
 abordarlo con perfecta sinceridad. Dios se complace en la integridad (ver 1 Crón. 29:17), lo cual 
implica, en primer lugar, que reconozcamos una dificultad y no tratemos de oscurecerla o evadirla. 
Una persona honesta tiene una mente abierta, receptiva hacia el mensaje y el contenido de lo que 
está estudiando. Además, la honestidad incluye una disposición a utilizar métodos apropiados de 
investigación. Para explicar y entender la palabra de Dios adecuadamente, no podemos usar métodos
 que conllevan presuposiciones seculares basadas en premisas ateas que se contraponen a la 
Palabra de Dios.

Tratar las dificultades con oración - La oración no es sustituto del trabajo arduo ni del estudio 
cuidadoso. Sin embargo, en la oración confesamos que dependemos de Dios para entender su 
Palabra. Es una expresión de humildad reconocer que Dios y su Palabra son mayores que nuestra
 razón y comprensión actual. Sobre nuestras rodillas podemos implorar la guía del Espíritu Santo y 
conseguir una perspectiva del texto bíblico que no tendríamos si nos hubiéramos colocado por encima
 de la Palabra de Dios.

Explicar la Escritura con la Escritura- Con Dios como el autor supremo de la Biblia podemos
 asumir una unidad fundamental entre sus partes. Esta presuposición implica que, para tratar los
 aspectos de la Biblia que constituyen un desafío,necesitamos enfrentar todas las dificultades 
bíblicamente. La mejor solución a las dificultades de la  Biblia está en la propia Biblia. No hay mejor
 explicación que explicar la Biblia con la Biblia. Esto significa que tenemos que comparar un pasaje
 con otro, tomar en consideración el contexto bíblico y partir de las declaraciones claras de la Biblia 
hacia otras que son menos claras. En otras palabras, iluminamos los pasajes más difíciles de 
entender con otros que son más daros.

Ser pacientes- Si bien todos los aspectos mencionados previamente pueden ayudar a tratar una
 dificultad en la Biblia con confianza, este método no producirá siempre una solución fácil o rápida. 
Debemos determinar que, no importa cuánto tiempo y estudio o pensamiento intenso nos tome, 
debemos trabajar pacientemente para encontrar una solución. Al mismo tiempo que luchamos con las
 dificultades de la Biblia, necesitamos concentrarnos en los puntos principales y no perdernos en las
 dificultades. Y si algunos problemas desafían persistentemente incluso nuestros esfuerzos más
 arduos e intensospara resolverlos, no debiéramos desanimarnos por ello. Es interesante notar que
 una de las características de los fieles creyentes al final de la historia es que viven con paciencia 
(Apoc. 14:12).
 Parte de nuestra paciencia o perseverancia es ser capaces de vivir con preguntas todavía abiertas 
mientras se sigue con fidelidad la Palabra de Dios. Pues la Palabra de Dios ha demostrado ser 
confiable y digna de nuestra fe.

Resumen - ¿Hay errores en la Biblia? Si por errores entendemos que la Biblia enseña el error o es
 falible e históricamente indigna de confianza, la respuesta es ¡No! La Biblia es la revelación infalible 
de su verdad y voluntad. Muchos así llamados "problemas" en la Biblia a menudo no residen en el 
texto bíblico sino en el intérprete. Además, particularmente desde el surgimiento de la crítica bíblica,
 la confiabilidad histórica de la Biblia a menudo ha sido confirmada por nuevos descubrimientos en la 
arqueología y otras ciencias. La idea de que la Biblia contiene errores puede ser malentendida para
 decir que Dios comete errores o que los ha colocado allí, pero tal no es el caso. Las discrepancias e
 imperfecciones de la Biblia se deben a las debilidades humanas.

Sin duda, encontramos desafíos en ciertas declaraciones de la Biblia e incluso discrepancias. 
Pero ninguna de estas afecta negativamente la enseñanza o la confiabilidad histórica de la Biblia. 
Podemos tener plena confianza en que la Biblia que tenemos hoy es la verdad de Dios que hace
 sabio para salvación a cada hombre o mujer que se dispone a ello.

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